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Los riesgos del alcohol para la salud y cómo proteger la función hepática

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Muchas personas quieren creer que tomar una o dos copas de vino tinto u otro tipo de bebidas alcohólicas casi a diario es bueno para su salud. Pero, ¿se trata de un mito basado en la ciencia y el marketing?

La idea de que el vino es un alimento saludable comenzó en 1991 en un episodio del famoso programa de noticias 60 Minutes de Estados Unidos. El segmento planteaba la idea de que el consumo de vino tinto era el responsable de la "paradoja francesa", que se refería al menor riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular en la población francesa a pesar de los mayores niveles de colesterol en la dieta.

La hipótesis era que la presencia de polifenoles antioxidantes en el vino, sobre todo en el tinto, era responsable de la paradoja francesa. El compuesto resveratrol recibió mucho crédito, pero el contenido de resveratrol en un vaso de 5 onzas de vino tinto oscila solo entre 0,03 y 1,07 mg, mientras que en el vino blanco oscila entre 0,01 y 0,27 mg. Estudios posteriores demostraron que este nivel tan bajo de resveratrol no está asociado a ningún beneficio en la reducción de la mortalidad cardiovascular, por cáncer o por cualquier otra causa1

El resveratrol se relaciona con varios beneficios para la salud, pero se obtiene mejor de los suplementos que proporcionan una dosis de 500 a 1000 mg al día. Se necesitarían aproximadamente entre 500 y 1000 vasos de vino para obtener esta cantidad de resveratrol.

Existen otros polifenoles con propiedades antioxidantes en el vino con posibles beneficios cardiovasculares. Sin embargo, los niveles son mucho menores que los de las fuentes nutricionales y de los suplementos con beneficios confirmados para el corazón.

La idea de que el vino haya sido el factor determinante de la paradoja francesa es muy poco probable si se tienen en cuenta los factores nutricionales y de estilo de vida. En primer lugar, en algunos estudios poblacionales se demostró que beber tan solo un vaso de vino al mes protegía contra las enfermedades cardiovasculares. Esta cantidad es tan pequeña que es improbable que sea un factor determinante de los efectos beneficiosos observados2. Los beneficios protectores se explican sobradamente por otros factores de la alimentación y el estilo de vida. Por ejemplo, en el Estudio del corazón de la ciudad de Copenhague se demostró que quienes bebían vino también consumían el doble de verduras y frutas al día3.

Por último, mucha gente valora demasiado el papel del vino como parte de la dieta mediterránea, la estrategia nutricional mejor documentada para promover la salud del corazón. Esta dieta es una fuente rica en compuestos que favorecen la salud, incluidos los polifenoles y otros fitoquímicos, incluso sin el consumo de vino. El componente alcohólico no aporta ningún efecto beneficioso, ya que es una toxina celular que pone en peligro los mecanismos antioxidantes. Teniendo en cuenta los riesgos para la salud que conlleva incluso el consumo moderado de vino, centrarse en las fuentes nutricionales y de suplementos de compuestos cardiosaludables tiene más sentido que el vino tinto4

Consumo moderado de alcohol y tasas de mortalidad

a Asociación Estadounidense del Corazón y otras organizaciones médicas de todo el mundo suponen que beber con moderación proporciona algunos beneficios para la salud, pero los datos más recientes demuestran que no es así. Además, la Organización Mundial de la Salud tiene muy claro que el alcohol es una sustancia tóxica causante de muchos daños a la salud y a la sociedad.

Entre otras cosas, el consumo de alcohol se relaciona con considerables efectos tóxicos sobre el cerebro, el hígado, el sistema digestivo, el corazón, los vasos sanguíneos y el sistema inmunitario. Además, las bebidas alcohólicas aumentan el riesgo de padecer varios tipos de cáncer y están clasificadas como cancerígenas por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer. 

Al examinar los datos sobre el impacto del consumo de alcohol y la salud, es importante definir primero qué es el consumo "moderado" de alcohol, el cual se suele considerar como la ingesta de entre 100 y 200 gramos de alcohol a la semana. 

Veamos cómo alcanzar este nivel de ingesta con el vino. Una botella de vino (750 ml) contiene cinco copas, y cada una de ellas aporta 5 onzas de vino, lo que supone un 12 % de alcohol. Una copa equivaldría a 14 g de alcohol puro. Lo mismo ocurre con 12 onzas de cerveza normal (5 %) o 1,5 onzas de licores destilados con un 40 % de alcohol.

El consumo de 100 a 200 g de alcohol a la semana se traduciría en una o dos bebidas alcohólicas al día. La pregunta es: ¿un consumo semanal de 100 a 200 g de alcohol favorece la salud o la longevidad? La respuesta es un rotundo no.

De hecho, según un metanálisis detallado publicado en la revista médica The Lancet, una ingesta semanal de 200 g de alcohol, comparada con la de 100 mg, conlleva una pérdida de 1 a 2 años de esperanza de vida a los 40 años5. En personas menores de 40 años, el consumo de alcohol a cualquier nivel no se relaciona con ningún beneficio para la salud y sí con un perjuicio.

A pesar de las pruebas que demuestran lo contrario, los casos en los que la ingesta de alcohol podría presentar algunos beneficios para la salud se limitan a las personas mayores de cuarenta años que tienen un consumo "limitado" de alcohol. Eso se traduce en menos de un vaso de vino a la semana o más. Se trata de una ingesta mucho menor que la de uno o dos vasos de vino al día.

Problemas con la metabolización del alcohol 

El alcohol es una toxina celular, y la forma en que se metaboliza en el organismo da lugar a una toxicidad aún más considerable. Cuando el alcohol llega al hígado, es metabolizado por una enzima llamada alcohol deshidrogenasa (ADH) en un compuesto aún más tóxico conocido como acetaldehído, que es unas 1000 veces más dañino que el alcohol.

El acetaldehído constituye la causa principal de muchos de los efectos nocivos del consumo de alcohol y del propio proceso de adicción. Algunas personas carecen de niveles o actividad suficientes de una enzima conocida como acetaldehído deshidrogenasa (ALDH). Estas personas son susceptibles de sufrir más efectos nocivos del alcohol y de la dependencia del mismo. Esto se debe a que el acetaldehído no se descompone de forma adecuada. Por lo general, la ALDH convierte el acetaldehído en ácido acético y agua.

La carencia de ALDH provoca la "reacción de enrojecimiento por alcohol", que refleja que la persona desarrolla un enrojecimiento en la cara, el cuello, los hombros y, en algunos casos, en todo el cuerpo después de consumir bebidas alcohólicas. También se relaciona con un aumento del ritmo cardíaco, náuseas y dolores de cabeza. 

La carencia de ALDH es una de las deficiencias enzimáticas hereditarias más habituales. Afecta a entre el 35 y el 40 % de los asiáticos y aproximadamente al 8 % de la población mundial. Las personas que padecen esta carencia y que experimentan con frecuencia una reacción de alcoholismo deberían evitar por completo el consumo de alcohol, ya que corren el riesgo de sufrir un mayor deterioro celular.

Los efectos nocivos del alcohol en la salud

A escala celular, el consumo de alcohol tiene un efecto nocivo en cualquier dosis, pero con el aumento de las dosis, estos efectos se vuelven gradualmente más graves. Una vez más, el alcohol y el acetaldehído son toxinas celulares directas. 

Estos son otros efectos adversos del alcohol:

  1. El alcohol es una fuente de calorías vacías. Cada bebida alcohólica contiene aproximadamente entre 100 y 150 calorías. El organismo convierte el alcohol principalmente en ácidos grasos.
  2. El consumo de alcohol dificulta el control de la glucemia y podría producir una hipoglucemia reactiva (bajo nivel de azúcar en la sangre). 
  3. El alcohol es un depresor del sistema nervioso central, lo que podría provocar un estado de ánimo y niveles de energía bajos. 
  4. El alcohol interfiere en la producción de energía (ATP, por sus siglas en inglés) y facilita la fatiga y la falta de resistencia.
  5. El consumo de alcohol de forma habitual produce una infiltración grasa en el hígado y un deterioro de la función hepática en casi todas las personas.
  6. El consumo de alcohol inhibe la absorción de nutrientes o conduce a una disminución de estos, especialmente de las vitaminas hidrosolubles, como las vitaminas del grupo B y los minerales. 
  7. El consumo de alcohol anula muchos de los beneficios fisiológicos del ejercicio físico.
  8. El alcohol disminuye la función inmunitaria y perjudica la capacidad de curación del organismo.
  9. El consumo de alcohol puede disminuir la secreción de la hormona del crecimiento humano (HGH, por sus siglas en inglés) hasta en un 70 por ciento.

Esta lista se refiere únicamente a los efectos fisiológicos del alcohol. Los costos generales del alcohol y el alcoholismo en la atención sanitaria y la sociedad son inconmensurables. Sin embargo, se calcula que suponen alrededor del 2,5 % del producto interior bruto (PIB)6 de los países desarrollados, lo que se traduce en unos $525.000 millones en el caso de Estados Unidos.

Cómo proteger la función hepática

Para evitar los efectos nocivos del alcohol en las personas que deciden beberlo, es fundamental limitar la ingesta a no más de una porción de alcohol al día. Una porción se define como una copa de vino de 5 onzas, 12 onzas de cerveza o 1,5 onzas de un licor destilado al día como máximo. Todo lo que supere este nivel puede perjudicar considerablemente la salud.

Es fundamental proteger y apoyar la función hepática si se bebe alcohol, incluso a un nivel entre bajo y moderado y, desde luego, a niveles más altos. Incluso cantidades moderadas de alcohol son suficientes para producir una infiltración de hígado graso. Dado que el hígado es el principal órgano del metabolismo y la desintoxicación, este signo de daño y deterioro de la función es bastante considerable. 

La enfermedad del hígado graso también es frecuente en personas con sobrepeso. La pérdida de peso suele producir una resolución completa de este signo de alteración hepática.

Las pautas nutricionales más importantes para favorecer el buen funcionamiento del hígado son las siguientes: evitar el azúcar refinado y los productos de harina, beber al menos 48 onzas de agua al día y consumir muchas verduras, particularmente por su alto contenido en fibra hidrosoluble y su rico suministro de fitoquímicos que aumentan la desintoxicación. 

Algunos alimentos específicos son muy útiles porque contienen los nutrientes y fitoquímicos que el organismo necesita para producir y activar las docenas de enzimas que intervienen en las distintas fases de la desintoxicación. Entre estos alimentos se encuentran:

  • Ajo, legumbres, cebollas, huevos y otros alimentos con alto contenido en azufre.
  • Buenas fuentes de fibras hidrosolubles, como las peras, el salvado de avena, las manzanas y las legumbres. 
  • Verduras de la familia de las coles, sobre todo brócoli, coles de Bruselas y repollo.
  • Alcachofas, remolachas, zanahorias, hojas de diente de león y muchas hierbas y especias como la cúrcuma, la canela y el jengibre.

En cuanto a los suplementos, las siguientes son algunas recomendaciones clave:

Suplementos básicos para la salud en general

  • Fórmula de vitaminas y minerales múltiples de alta potencia: el alcohol interfiere en la absorción y el correcto metabolismo de la mayoría de las vitaminas y minerales, sobre todo las vitaminas A, B, el magnesio y el zinc.
  • Vitamina D3: un nivel bajo de vitamina D3 es común en la mayoría de los adultos, particularmente en los que tienen problemas de hígado.
  • Aceite de pescado: el alcohol altera el metabolismo de los ácidos grasos. El suministro de niveles más altos de ácidos grasos omega 3 podría ayudar a mejorar la situación.
  • Vitamina C: el consumo de alcohol aumenta la necesidad de vitamina C y otros antioxidantes.7

Suplementos adicionales para apoyar el hígado

  • Glutatión o N-acetilcisteína (NAC): en una dosis de 500 a 1200 mg al día, el glutatión mejora la descomposición del alcohol y el acetaldehído. También es fundamental para proteger el hígado de los daños8. El NAC se convierte en el organismo en glutatión9.
  • Carnitina: los suplementos de carnitina han demostrado efectos beneficiosos notables en la protección contra la infiltración grasa del hígado inducida por el alcohol y en la mejora de la función hepática10,11. 
  • Ácido R-alfa lipoico: este antioxidante protege las células del hígado y también aumenta la actividad de la ALDH para descomponer el acetaldehído12.
  • Extracto de cardo mariano: el apoyo herbario más importante para proteger el hígado contra los daños13
  • Fibra soluble (PGX®, pectina de manzana, goma guar, etc.): la fibra dietética es esencial para mantener la salud de la barrera intestinal y del microbioma, lo que reduce el estrés en el hígado. 

Referencias:

  1. Semba RD, Ferrucci L, Bartali B, Urpí-Sarda M, Zamora-Ros R, Sun K, Cherubini A, Bandinelli S, Andres-Lacueva C. Resveratrol levels and all-cause mortality in older community-dwelling adults. JAMA Intern Med. Julio de 2014;174(7):1077-84.
  2. Lieber CS. Alcohol and health: a drink a day won't keep the doctor away. Cleve Clin J Med. Noviembre de 2003;70(11):945-6, 948, 951-3. 
  3. Gronbaek M, Deis A, Sorensen TIA, Becker U, Schnohr P, Jensen G. Mortality associated with moderate intakes of wine, beer or spirits. BMJ 1995; 310:1165–1169.
  4. Santos-Buelga C, González-Manzano S, González-Paramás AM. Wine, Polyphenols, and Mediterranean Diets. What Else Is There to Say? Molecules. 12 de septiembre de 2021;26(18):5537.
  5. BD 2020 Alcohol Collaborators. Population-level risks of alcohol consumption by amount, geography, age, sex, and year: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2020. Lancet. 16 de julio de 2022;400(10347):185-235.
  6. Manthey J, Hassan SA, Carr S, Kilian C, Kuitunen-Paul S, Rehm J. What are the Economic Costs to Society Attributable to Alcohol Use? A Systematic Review and Modelling Study. Pharmacoeconomics. Julio de 2021;39(7):809-822.
  7. Lecomte E, Herbeth B, Pirollet P. Effect of alcohol consumption of blood antioxidant nutrients and oxidative stress indicators. Am J Clin Nutr 1994;60:255-261.
  8. Sacco R, Eggenhoffner R, Giacomelli L. Glutathione in the treatment of liver diseases: insights from clinical practice. Minerva Gastroenterol Dietol. 2016;62(4):316-324.
  9. Šalamon Š, Kramar B, Marolt TP, Poljšak B, Milisav I. Medical and Dietary Uses of N-Acetylcysteine. Antioxidants (Basel). 2019;8(5):111.
  10. Sachan DS, Rhew TH, Ruark RA. Ameliorating effects of carnitine and its precursors on alcohol-induced fatty liver. Am J Clin Nutr 1984;39:738-744.
  11. Li N, Zhao H. Role of Carnitine in Non-alcoholic Fatty Liver Disease and Other Related Diseases: An Update. Front Med (Lausanne). 9 de agosto de 2021;8:689042.
  12. Li RJ, Ji WQ, Pang JJ, Wang JL, Chen YG, Zhang Y. Alpha-lipoic acid ameliorates oxidative stress by increasing aldehyde dehydrogenase-2 activity in patients with acute coronary syndrome. Tohoku J Exp Med. Enero de 2013;229(1):45-51.
  13. Aghemo A, Alekseeva OP, Angelico F, et al. Role of silymarin as antioxidant in clinical management of chronic liver diseases: a narrative review. Ann Med. Diciembre de 2022;54(1):1548-1560.
  14. Chi X, Pan CQ, Liu S, Cheng D, Cao Z, Xing H. Regulating Intestinal Microbiota in the Prevention and Treatment of Alcohol-Related Liver Disease. Can J Gastroenterol Hepatol. 17 de diciembre de 2020;2020:6629196.

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